Declaración de principios, o empezando por el principio.

Ene 3, 2015 | Personal | 1 comment

Muy buenas, y bienvenidos a este recién nacido blog 🙂

Es un blog de año nuevo, cargado de ilusiones y aspiraciones. Seguramente, como tantos otros a estas alturas. Habrá que ver si llega lejos, el tiempo lo dirá.

Me presento: mi nombre es Ana, soy creativa (formadora) y mentor para una conocida marca de informática (llamémosla… Pepinillo), licenciada en psicología, estudiante de posgrado en recursos humanos, e ilustradora ocasional.

Me encantan los animales, y convivo con una hurona un poco pelona, un gato bastante gordo y una perra ligeramente nerviosa. También vivo con mi novio, que es el oso de la familia. Me gusta leer todo lo que cae en mi manos, sean libros, cómics, artículos, y casi cualquier cosa que tenga letras; ver películas y series, jugar videojuegos, pasear, dibujar, rondar por internet y en fin, mantenerme activa y descubriendo cosas. 

En temas menos lúdicos, pero igualmente apasionantes, están la gestión del clima laboral, el desarrollo y la formación, la identificación y gestión del talento, la comunicación y el marketing, y en general todo aquello que tenga que ver con el bienestar y el desarrollo de los empleados, y estoy trabajando dura y tenazmente para convertirme en una profesional de los recursos humanos 2.0.

Este blog no es la primera herramienta social que utilizo. De hecho, como blog es el cuarto. Pero tiene una diferencia fundamental con los anteriores: aquellos, iban destinados a una sola de mis facetas, que por entonces era la que más identificada tenía: la de ilustradora. Y el problema es que nunca he terminado de decidirme por la importancia que quería dedicar a esta profesión, con lo cual al final los blogs terminan marchitándose, o siendo actualizados cada mucho tiempo, en las pocas ocasiones en las que por fin tengo un huequito para dibujar.

Este blog pretende superar todo eso. Quiere ser un blog multifacético: sobre formación, recursos humanos, psicología, coaching, marketing…pero también con toques de ilustración y algunas frikadas ocasionales. Porque soy una persona, y como tal, no hay una sola cosa que me defina.

Y ¿por qué un blog, así de repente?

Bueno, de un tiempo a esta parte, me voy dando cuenta de que mi vida, si bien me gusta, porque es tranquila, segura y conocida, empieza a no satisfacerme. precisamente por esos mismos tres puntos que la hacen deseable.

Desde pequeña, mi vida ha estado regida por los cambios. De casa, de entorno, incluso de familia. Esto me convirtió en una persona acostumbrada a eso mismo que a tanta gente le da miedo: el cambio. En mi tiempo de ir convirtiéndome en adulta, no paré de buscarlo, cambiando frecuentemente de trabajo, de estudios, de objetivos, de ciudad, de domicilio, de color de pelo… estaba sumida en un caos dentro del cual nada me conquistaba al 100%, nada hacía que quisiese mantenerme en un sólo lugar, en un solo estado. Me gustaban todos los temas y ninguno, me apasionaba con aquello que tenía entre las manos en cada momento, sin definirme por un objetivo concreto.

Si bien esta forma de ver el mundo es muy buena para ciertas cosas, porque conocí muchas alternativas preciosas, y porque podía focalizarme en muchos frentes, sintiendo cada uno como especial e interesante, no es tan válido de cara a labrarte un futuro profesional, e incluso existencial, sólido. Y buscando esta estabilidad, he estado procurando tener una época más tranquila y sosegada. Esta fase de “capullo” (ejem) lleva produciéndose desde hace unos 3-4 años, fecha en la que entré a trabajar en Pepinillo. Por primera vez trabajaba en una empresa de la cual no quería salir al mes siguiente (Pepinillo es famosa por su employer branding, del cual pretendo hablar, y es uno de lo motivos que Pepinillo tiene que llamarse Pepinillo, y no por su nombre real).

La otra causa que me ha mantenido estable, ha sido mi novio, Daniel.

Él es todo lo contrario que yo, una roca inamovible que cuando se obsesiona con una cosa no la suelta. Y se fijó en mi, hace ya casi 12 años. Desde entonces no ha querido soltarme, por mucho que yo tratara de zafarme como un pequeño huracán atrapado entre muros de piedra (también es cierto que yo me dejaba querer, cuando no trataba de arañarle). Él es una fuerza de la naturaleza estable, que poco a poco me ha ayudado a ir centrándome y a darme cuenta de que no todo tiene que ser frenético, que la estabilidad tiene cosas buenas, que no hay que sentir miedo de permanecer tranquila.

Así, llevo casi 3 años viviendo en la misma casa (para mi eso es todo un hito) con la misma persona, terminando unos estudios concretos y trabajando en el mismo sitio. Eso no quiere decir que me haya vuelto una persona tranquila, temo que eso no ocurrirá nunca (ni ganas), sino que sigo siendo una persona inquieta, con muchas ganas de crecer, aprender y descubrir cosas nuevas. Pero sí que me ha ayudado a pararme un poco y pensar en qué dirección quiero tomar en la vida. He trabajado de cara al público muchos años, y siempre ha sido algo que se me daba bien y me gustaba, pero ha sido trabajando como formadora en Pepinillo cuando me he dado cuenta de que me apasiona ayudar a la gente a desarrollarse, a crecer. Como fuerza del cambio que soy, me he dado cuenta de que lo que me mueve es ayudar a las personas a avanzar; como persona que se ha dado cuenta de que es preciso luchar por una cosa, quiero ayudarles a seguir sus metas y a pelear por ellas.

Y ahora, todas las vertientes que en el pasado pasaron por mi (ilustración, filosofía, cómics, películas, ciudades, personas, sueños…), vienen a ayudarme y a dotarme de herramientas muy valiosas que quiero poder utilizar en esta nueva versión de mi misma, la Ana 2.0 (ale, ahí queda). Una Ana más centrada, aunque preparada para adaptarse y a cambiar según lo pida el entorno, pero ahora dentro de los márgenes que yo misma soy capaz de marcarme. Una Ana con herramientas que antes me parecían discrepantes, separadas, y que ahora puedo utilizar juntas con un objetivo concreto. Ahora soy un todo que cambia, que se desarrolla, que crece y aprende, pero con un fin, un objetivo en mente que puede adaptarse según el cargo, las necesidades o las circunstancias: el de ayudar a otros a crecer, a equiparse, a completarse, a sentirse útiles y valiosos. Y pretendo hacer esto desde de una empresa interesada en que sus empleados puedan sentir el lujo de ser seres humanos, en la que se les permita sentirse bien, orgullosos, y mejorar día a día, y ayudar con ello a mejorar a la propia empresa.

El tiempo dirá si lo logro, yo por lo pronto estoy poniendo en ello todas mis ganas y alegría. Y ahora llega el momento de poner esas ganas en este blog, para explayarme, ayudarme a pensar, a definirme, a descubrir y darme a conocer. Estáis más que invitados a quedaros, para leer o comentar, para tomar una taza de te, o para lo que queráis.

Un abrazo grande, nos leemos en las redes.

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